Guardo muy buenos recuerdos de mi trabajo con los Payasos Graciosos y Solidarios de la ONG Payasos sin Frontera. Parece que fue ayer, pero han pasado más de 20 años de todas aquellas actuaciones en las que llevábamos sonrisas a niños que las necesitaban.
Todo comenzó con una llamada de mi amigo “el negro“, que me preguntó si lo acompañaría a una expedición a El Salvador y Guatemala. Por supuesto dije que si, era para mí un privilegio poder viajar por una causa benéfica y que representaría a esta prestigiosa ONG.
El proyecto de Payasos Graciosos y Solidarios fue expandiéndose a otros países, y tengo anécdotas de todos y cada uno de ellos. Trabajar en piases del tercer mundo fue muy gratificante en lo personal y en lo profesional. Recorrí y Conocí muchos pueblos maravillosos pero sobre todo me quedo con el recuerdo de la gente que era muy bondadosa.
Cuando fuimos a Palestina conocimos una realidad muy distinta. Al llegar a un checkpoint nos recibieron a punta de pistola para que diéramos la vuelta y nos fuéramos de ahí. No querían que hiciéramos shows de humor para los niños palestinos. Por suerte hubo un final feliz, gracias a varias gestiones finalmente nos dejaron entrar y hacer nuestras actuaciones.
Un día tuvimos que salir corriendo a mitad del show porque entraban tropas militares, sentimos tanta preocupación que nos fuimos con lo puesto y pintados de payasos. Al llegar a un control presentamos los pasaportes y los guardias nos miraban desconcertados. Teníamos más miedos que certezas.
Para ir cerrando estas anécdotas de Payasos Graciosos y Solidarios de la ONG, recuerdo también el viaje Irak en el 2003. Hicimos funciones en lugares increíbles, en hospitales, en campos de refugiados, y en la calle rodeados de tanques de guerra.
Fuimos ilusos en pensar que nosotros seriamos los maestros, pero lejos de la realidad, lo que sucedió, fue que ellos nos enseñaron a nosotros. Empecé a comprender que tenemos muchos motivos para agradecer en la vida por todo lo que tenemos y por vivir tan lejos de esos conflictos armados.
Pensamos también que el idioma seria una barrera, pero descubrimos que siempre pudimos entendernos a través de las sonrisas. Volví de esas expediciones diferente y cambiado. Agradezco a la vida la oportunidad de haber conocido todas esas personas maravillosas y realidades tan diferentes.
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